Como controlar nuestra ira. Las interpretaciones que hacemos sobre los acontecimientos producen emociones y estas a su vez, generan comportamientos. La ira surge como una respuesta emocional ante un acontecimiento que percibimos como una amenaza. Produce un deseo de enfrentarse a la amenaza y eliminarla. Como consecuencia de ello, la ira activa nuestro organismo mediante una respuesta de lucha o huida con la finalidad de eliminar o enfrentarse al peligro.
La clave que determina si respondemos con miedo o con ira, es la percepción de si es posible hacer frente a la amenaza. Si una amenaza parece inmanejable, produce miedo, si parece manejable, produce ira.
Algunas veces sentimos ira en un nivel excesivamente alto o cuando no existe ninguna amenaza real. En ocasiones, hacer uso de nuestra empatía o capacidad de ponernos en el lugar del otro, puede provocarnos un cambio de perspectiva y aminorar nuestra ira. Cuando esto no sucede así, y la ira resulta excesiva, es el resultado de un pensamiento irracional que puede ser debido a creencias irracionales que forman parte del sistema básico de creencias de una persona, o a una reducción temporal de la capacidad de la persona para pensar de una manera lógica y formal.
No obstante, es posible poner en marcha algunas estrategias para controlar nuestra ira :
En primer lugar, ante las primeras señales internas, DETENERNOS Y SERENARNOS: analizar y detectar la situación o conducta concreta y percibir los pensamientos y sentimientos que nos están produciendo ira. Puede parecer difícil al principio, sin embargo, a medida que lo vayamos poniendo en práctica y vayamos adquiriendo más control sobre nuestra forma de reaccionar, nos resultará más fácil de manejar.
Cuando nos encontramos demasiado molestos y enfadados, nada más detectar las primeras señales de tensión psicológica que pueden ser tanto fisiológicas como pensamientos, podemos llevar a cabo un TIEMPO DE RECUPERACIÓN O TIEMPO FUERA. Nos excusamos con frases tipo me siento mal, me marcho fuera para tranquilizarme, y nos tomamos un tiempo “FUERA DE JUEGO” que consiste en salir temporalmente de la situación.
Posteriormente, cuando nos encontramos mas calmados, estaremos preparados para el regreso y afrontamiento de la situación. Para ello, es conveniente que busquemos la ocasión más adecuada, puesto que no sólo es importante que nosotros estemos más calmados, si no también la otra persona o personas con las que vayamos a interactuar.